Muyer, Vida y Llibertá

Hace justamente un año se produjo en Irán un acontecimiento imprevisto que abrió las puertas a un escenario político nuevo en ese país. La muerte de Jina Mahsa Aminí, una joven kurda de 22 años tras su detención por parte de la Policía de la Moral, acusada de no vestir correctamente. Una expresión que encubre la obligatoriedad en Irán  para las mujeres de someterse a determinadas normas que afectan a toda su vida, empezando por la obligación de vestir de una forma determinada.

A pesar de que la versión oficial del gobierno iraní aludiera a un infarto cardíaco, su familia hizo pública la denuncia de su asesinato, lo que desencadenó un torrente de protestas en las que participaron miles de personas, mayoritariamente jóvenes, que reclamaban la necesidad de cambios urgentes para Irán, empezando por el ordenamiento legal existente en la República Islámica que condiciona cualquier actividad política, social e individual al respeto previo a unas normas religiosas claramente opresivas que no encajan con los valores de respeto a las libertades individuales. 

Al grito de “Mujer, Vida, Libertad” millones de personas salieron a las calles de todo el mundo para reclamar esos mismos derechos y solidarizarse al mismo tiempo  con las mujeres iraníes. Este grito, acuñado por el Movimiento de Mujeres Kurdas hace más de 30 años, está sirviendo para ofrecer una esperanza de liberación, personal y social, en un contexto regional en el que predominan tendencias autoritarias y de fanatismo religioso. Sirvió para empoderar a las mujeres kurdas de Turquía de cara a garantizar su protagonismo en los cambios sociales y políticos que necesita ese país. Está sirviendo para movilizar a las mujeres de Rojava (parte de Kurdistán en Siria) para animar la resistencia al avance del Estado Islámico (ISIS). En Irán, el régimen de las autoridades religiosas comprendió de inmediato el peligro que se oculta tras ese eslogan y procedió a la represión masiva e indiscriminada de quienes protestaban en  las calles.

El resultado de todo esto ha sido la detención de varios miles de personas, en su gran mayoría jóvenes y mujeres. La República Islámica se ha defendido disparando abiertamente contra las y los manifestantes, abriendo simulacros de juicios donde se imponen condenas de decenas de años de cárcel, procediendo a detener a familiares de los y las manifestantes con el objetivo de aislar de la sociedad a quienes se encuentran en las cárceles. Lo más terrible, se han aplicado varias sentencias de muerte por ahorcamiento.

Al cumplirse el primer aniversario de estas protestas, nuestra conciencia de ciudadanía nos exige salir a las calles para recordar a las víctimas de la opresión, a decir alto y claro que las libertades individuales forman parte de nuestra idea de sociedad igualitaria entre hombres y mujeres, a condenar la aplicación de políticas represivas, incluyendo la pena de muerte como arma para atemorizar al conjunto de la sociedad.

Los Derechos Humanos son nuestro horizonte y son derechos inalienables, para hombres y mujeres de cualquier parte del mundo. La lucha para garantizar su vigencia nos llama a movernos solidariamente.

Nos vemos en la concentración del próximo sábado 16 de septiembre, a las 19h en la  Plaza del Parchís, Xixón.